En el Mar de Cortés, llamado también Golfo de California, habita un pequeño mamífero acuático conocido con el nombre de vaquita.
En esa parte del mar, el agua es turbia debido a que las mareas suben y bajan hasta 10 metros en un día; además, el Río Colorado en su cauce arrastra piedras y tierra que, al desembocar en ese lugar, le dan una coloración amarilla-rojiza.
Gran parte del año, el cielo permanece libre de nubes por lo que la iluminación es intensa y la temperatura del agua es muy agradable; además, gracias a que la zona es rica en nutrientes, la flora y la fauna pueden desarrollarse en grandes cantidades.
Uno de los lugares donde se ha podido ver a la vaquita se halla como a 40 kilómetros de la costa de Baja California, cerca de un islote que se llama Rocas Consag.
La vaquita es un marsopa y a menudo se le confunde con el delfín, tal vez porque a primera vista son muy parecidos y comparten el mismo hábitat; sin embargo, ella no es sociable y jamás se acerca al hombre.
Las marsopas se dividen en seis especies que se encuentran principalmente en países como Japón, Irán, Estados Unidos, México, Uruguay y Perú, entre otros.
Estas especies son: la marsopa común, la espinosa, la de anteojos, la de Dall, la marsopa sin aleta y la del Golfo, que es la vaquita. Ésta es la más pequeña de todas, ya que en su edad adulta sólo mide 120 o 150 centímetros, y su peso es de 55 kilos.
La vaquita, al igual que los delfines y las ballenas, pasa toda su vida en el mar, pero sale a respirar a la superficie cada tres o cuatro minutos y luego vuelve a sumergirse.
Se dice que es un animal de movimientos ligeros y muy esquivo, por lo que es difícil observarlo. Su cuerpo robusto, en forma de cilindro, le permite nadar a grandes velocidades.
Es de color gris oscuro en el dorso y gris más claro en la región ventral. Como seña particular, alrededor de los ojos y del hocico, tiene manchas negras semejantes a anillos, además de unas líneas que van desde éste hacia cada uno de sus costados.
Su cabeza es achatada y su hocico está provisto de muchos dientes, todos iguales entre sí: pequeños, aplanados y algo redondeados; en la maxila (arriba) tiene 20 o 21 de cada lado y en la mandíbula (abajo) 18 de cada lado.
En el lomo, situada casi a la mitad de su cuerpo, sobresale una aleta, grande, triangular, con la punta ligeramente redondeada. También, a cada lado del cuerpo, tiene una aleta que termina en punta: son sus aletas pectorales que, en combinación con su cola, parecida a la de un pez, le sirven para impulsarse al nadar.
Tanto en los machos como en las hembras, los órganos genitales están ocultos bajo pliegues de piel, en una abertura situada entre el ombligo y el ano.
En las hembras también se pueden observar dos aberturas más pequeñas, en las que se encuentran las glándulas mamarias ocultas del mismo modo que sus órganos sexuales.
La vida sexual de este mamífero se inicia al cumplir los cinco o seis años de edad. Sin embargo, no se sabe con exactitud la forma en que se aparean, cómo se inicia ni cuánto dura el cortejo entre macho y hembra.
El periodo de gestación dura once meses, y la cría, que se desarrolla en el vientre de la madre, al nacer se amamanta con leche hasta los seis u ocho meses de edad.
Hace algún tiempo se pensaba que la vaquita nadaba sola o en grupos pequeños, pero recientemente se han visto grupos de entre 15 y 20 miembros. Es común que las crías se desplacen junto a las madres hasta que son capaces de alimentarse por sí mismas.
La vaquita puede sumergirse a grandes profundidades y, como en el lugar donde habita hay poca visibilidad, ha desarrollado la habilidad de emitir sonidos de frecuencias muy altas, con los que puede detectar rocas para no chocar y bancos de peces para comer.
Se alimenta principalmente de peces y calamares que puede devorar enteros si no miden más de 30 centímetros. También come crustáceos como cangrejos o camarones, aunque con menos frecuencia.
A diferencia de otros mamíferos marinos como la ballena y el delfín, la vaquita no emigra de una región a otra sino que permanece todo el año en el Golfo de California, viajando sólo de la parte central a la alta, según cambie la temperatura del agua.
Aunque se desconoce el número de vaquitas que viven en la actualidad, se sabe con certeza que su población se ha reducido a consecuencia de los cambios en el ecosistema y a las acciones que el hombre realiza en perjuicio del ambiente.
Hasta hace poco tiempo, el Golfo de California tenía condiciones adecuadas para el desarrollo y la reproducción de numerosas especies animales y vegetales.
El alimento era suficiente durante todo el año gracias a las condiciones climáticas, a las mareas, al aporte de agua dulce de diferentes ríos y a los vientos.
Sin embargo, la construcción de presas, la desviación del cauce de ríos a zonas de riesgo, la pesca sin control, el uso de pesticidas y la habilitación de tiraderos de basura en áreas inadecuadas para ello, han provocado cambios que afectan el hábitat de la vaquita.
También la pesca de la totoaba, un pez muy grande que habita en esa región, influyó en la disminución del número de vaquitas que, al atorarse en las redes totoaberas, no pueden salir a respirar y se ahogan.
Éstas son algunas razones por las que este animal se encuentra en peligro de extinción. Pero no todo se debe a la acción del hombre. Como en toda cadena alimenticia, la vaquita está expuesta a ser devorada por otros animales.
Se cree que por su tamaño, algunos de sus principales depredadores pueden ser el tiburón o la orca, entre otros.
También afecta a la población de este mamífero acuático, el hecho de que al acercarse mucho a las costas, por lo general se queda varado y sin posibilidades de regresar al mar.
Por otro lado, la disminución en el caudal del Río Colorado ha provocado cambios en la salinidad del agua y en consecuencia la escasez de nutrientes que son importantes para la subsistencia de la vida animal y vegetal de esa región.
Como todos los organismos son importantes en la conservación del equilibrio ecológico de nuestro planeta, se han tomado algunas medidas para lograr que la vaquita se recupere como especie.
Entre otras acciones, se ha decretado zona de reserva ecológica el alto Golfo de California, así como la desembocadura del Río Colorado y se prohibió el uso de redes para pescar totoaba. Con esto se inicia una labor de muchos años, aunque los daños ocasionados a este lugar son difíciles de solucionar.
De la vaquita sabemos poco y aunque hay varios investigadores que están estudiándola, tendremos que esperar más tiempo para conocerla mejor.
Es necesario que aprendamos a preservar los animales y las plantas de nuestros ecosistemas, sobre todo porque no sabemos la importancia que pueden tener dentro de éstos.
Es posible que las vaquitas logren aumentar su número y se reduzcan los peligros que las amenazan; tal vez luego se conozcan las funciones que realizan en su hábitat.
El siguiente relato lo cuentan los pescadores de la región para decirnos cómo llegaron las vaquitas al Golfo de California.
Hace muchos años, en los pueblos del norte de México, algunos guerreros tenían secretos mágicos para cambiar de forma y saberlos utilizar les ayudaba en momentos difíciles.
En una tribu de California había un muchacho que tenía el don de volverse coyote y también animal de mar. Este joven, llamado Coyote de Agua, amaba a su gente por encima de todas las cosas; acostumbraba subir de noche a la montaña y desde ahí contemplar la luna iluminando los sueños de sus hermanos.
Un día, cuando jugaba entre las olas del mar, una noticia cruzó el cielo con la velocidad y el filo de una flecha: era la guerra. Avanzaba entre las montañas amenazando la vida de todos aquellos que encontraba a su paso.
Al volver a su aldea, los guerreros ya estaban preparándose para atacar mientras las mujeres y los niños se escondían en una cueva de la montaña.
Cuando empezó la batalla, el sol se ocultó bajo un manto oscuro presagiando desdicha. Durante siete días con sus noches Coyote de Agua luchó sin descanso junto a sus hermanos, pero al final de la última noche sólo quedaba él. Entonces, con gran pesar, decidió huir.
Convertido en coyote corrió por caminos que sólo él conocía y subió a la montaña en donde mujeres y niños esperaban ansiosos. Luego, como un eco lejano, el rumor del llanto atravesaba los valles.
Al amanecer, guiados por el joven guerrero, caminaban en silencio rumbo al mar en busca de un lugar donde su pueblo renaciera.
Al llegar a la costa, el muchacho se metió entre las olas y del fondo del mar tomó unas piedras azules. Cuando salió puso una bajo la lengua de cada mujer y de cada niño. Después, uno a uno se metieron al agua y se transformaron en animales parecidos a los delfines.
Coyote de agua esperó un momento, no pudo evitar voltear a ver lo que dejaban atrás, luego se lanzó al agua, se unió a los de su pueblo y el mar guardó silencio.
Años después, se han visto unos pequeños animales solitarios y tímidos que, apenas se acerca una lancha, se ocultan. Son las vaquitas, sobre las que los pescadores han creado historias como ésta.
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